Realizar tu profesión es como un nuevo bautismo en la que quedas inmersa en
la bondad amorosa de Dios. De ahora en adelante tu vida va a tener un único
objetivo: experimentar que estás en las manos amorosa de Dios. No siempre va a
ser fácil; y, aunque en ocasiones el sol en tu vida se esconda, y su
fuerza parece que se apaga, no olvides, Ana, LAS MANOS DE DIOS, FIRMES,
ACOGEDORAS Y EN OCASIONES HASTA TEMBLOROSAS, EN UN ZAGUAN DE TU CORAZÓN SIEMPRE
REPOSAN.
No mires a tu alrededor, no te distraigas, no te deslumbre el sol de
mediodía. Hay un Dios que siempre te aguarda y quiere ser tu reposo en todos
tus días. Y para que el camino te sea fácil y no divagues en mil distracciones
que obnubilan la vista y el corazón distrae, de sus manos amorosas, con
muchísimo mimo y cuidado a un mundo de hermanos Dios desea entregarte.
Y tu vida religiosa será fecunda, porque se apoya en Dios y los hermanos; y
tu amor será eterno, porque viene de Dios y reposa en ellos, los hermanos. Y
siempre tendrás ese espacio sereno en el que, abriendo tu corazón, escuchas a
Dios, presente en tu fraternidad, es decir, en cada uno de los hermanos.
Y ésta será tu felicidad. En la medida que tu vida apoyes, en parcelas de
propiedad, en esa misma medida, Dios y los hermanos de ti se alejarán.
Eres víctima gozosa de una experiencia divina. Sé consciente que, aunque con
aditamentos de paz y profunda alegría, no la recibes, la padeces. La tienes a
tu pesar; ni la mereces, ni la has pedido. Ella, la sorpresa de Dios, te ha
gratamente sorprendido. Y al querer mantenerla en tu vida, sólo hay un sendero
seguro: LA FUERZA DE DIOS Y LA PRESENCIA DE LA FRATERNIDAD.
¡Cómo no vamos a gozar contigo de esta tu entrega amorosa al Señor! Tu
felicidad será siempre eterna, si en la profundidad de tus sinuosos valles,
donde guardas tus secretos, dejas que en ti repose y de ti se apodere la fuerza
de un Dios vivo y la fuerza misteriosa del hermano.
Y cantarás al mundo el secreto a voces ya desvelado, pues en ti se ha hecho
mensaje y profecía: LA FELICIDAD SE HACE HERMOSA MELODÍA, Y ENRAIZA EN NUESTRA
VIDA, CUANDO AL OLVIDO DE UNO MISMO, DIOS SE ACOMPAÑA CON LA PRESENCIA DEL
HERMANO.
Dios y ellos crean tu ambiente de fraternidad. Dios, ofreciéndote como
regalo y ellos haciendo posible su realización. Ambos, si constituyen los
pilares de tu vida, abrirán siempre horizontes de luz y paz en los ríos
revueltos de tu existencia.
Y no importa la facilidad o dificultad de aquello que vivas. No caigas en
la trampa de tus propios razonamientos. No te servirán para ser feliz. Entra
más adentro y camina sobre las aguas, y Dios, en el centro y en el horizonte de
tu vida, impedirá toda herida y te unirá a los hermanos.
Y teniendo en cuenta que tu fraternidad, la que Dios te regala, empieza y
se construye desde la conversión del corazón. No es, la fraternidad, lo que ven
tus ojos, sino lo que admiras desde el corazón. No es lo que tú exiges, sino lo
que tú das, que estará siempre en relación con lo infinito que tú recibes.
Dios ha irrumpido en tu vida. Te ha destruido y reconstruido. Y sin ningún
merecimiento. Sólo ha sido su amor compasivo. Dios te ha amado y te ama, PORQUE
SÍ. Su amor "compasivo" ha restaurado tu corazón. Has padecido la
gozosa experiencia de tu propia sanación. Has sufrido una pacífica conmoción
interior. ¿Qué ha sucedido? El Señor te ha hecho capaz, con mucho mimo y
cuidado, de ser hermana de tus hermanas y fundar una nueva fraternidad. Es ésta
tu profesión, tu respuesta al amor compasivo de Dios.
Y en esa pacífica irrupción de Dios en tu vida, Dios te ha cambiado la
mirada. Te ha regalado, a pesar de todas las situaciones externas, a pesar de
todas las debilidades de tus hermanas, y aún teniendo en cuenta todas tus
crisis personales a lo largo de tu vida, esa irrupción de Dios en tu vida te ha
regalado, digo, UNA MIRADA COMPASIVA DE HERMANA, que debes apreciar, con
síntomas de eternidad, como la perla preciosa que nunca debes abandonar.
Es por eso que tu vida religiosa, como reflejo divino y su instrumento
eficaz, es siempre OFRECER, DAR. Dios se ha centrado totalmente en ti con la
única pretensión de que tú te centres en los hermanos. Y sólo cumplirás este
cometido, si, olvidándote de ti misma, sabes, alegre y gozosamente, llevar la
carga de tus hermanas. Es ésta la carga que lleva el sello de la paz, el gozo y
el amor.
Has de sentir que tus hermanas están tan cerca de ti como Dios, y que sus
necesidades y agobios son más fuertes que los tuyos propios y que sus
debilidades son gritos desgarradores del alma que reclaman tu presencia y tu
don. Y el buen Dios te sonreirá con sus sorpresas, y su amor ensanchará hasta
tal punto tu corazón que sólo tendrás aliento para AGRADECER TANTA FELICIDAD.
Dios funda en ti lo que nunca habías soñado. Es ese el movimiento de Dios
en tu experiencia: DESTRUYE PARA CREAR, DESHACE PARA RENOVAR, DESCENTRA PARA
QUE PUEDAS MIRAR, CON OJOS DE BONDAD, EL DULCE FLUIR DE TU VIDA AL SERVICIO DE
LOS DEMÁS.
No confíes, pues, en lo que tú razonas; se te escapará; es un juego que al
entrar, en mil caminos se bifurca y no sabes cuál de ellos tomar. Es otra tu
dimensión y tu libertad. Tu mundo es GOZAR, VIVIR Y EXPERIMENTAR, y, desde ahí,
lo que razones lo sabrás asimilar.
Es así el camino que tomas con tu profesión. Un camino en el que, HERIDA
POR DIOS, VAS A SER SANACIÓN PARA TUS HERMANAS; UN CAMINO EN EL QUE, TRASPASADA
POR EL AMOR DE DIOS, TE VAS A SENTIR VINCULADA A TUS HERMANAS DESDE EL AMOR
TRANSITIVO DE DIOS.
Y ambos amores, el de Dios y el de los hermanos, serán los que deben
sincronizar siempre el reloj de tu vida, creando esa hermosa sinfonía de
unidad, entre lo que dices, lo que sientes y lo que vives. La única preferencia
que vas a tener es la preferencia del amor. Y, si te haces discípula del amor,
sus destinatarios serán, en todo momento, los oportunos, los queridos por Dios.
Huelga toda búsqueda, cuando en la noche más oscura, somos conducidos por el
amor. Siempre se encuentra el objetivo preciso.
Y esta experiencia, la del amor en ti, será siempre válida, será serena
dulce y equilibrada, si, sin amagos ni concesiones equivocadas, sin cansancios
ni miedos injustificados y también sin influencias que adormecen y aletargan,
será válida, repito, si de tu interior surge un volcán de luz, paz y amor que
destroce siempre en tu vida lo triste y perecedero y, sencilla y humildemente
lo pongas al servicio en tu morada.
Desconfía de aquello que indiferente te deja. Dios huye con fuerza de
quien, inútil y cobardemente, se acomoda. El lema de Dios es: DESPIERTA. Hay
un mundo que fenece, porque espera tu respuesta; y siempre hay un hermano
oque está llamando a tu puerta.
Y... con Jesús, pasa siempre a la otra orilla, la del oriente, aquella en
la que el sol nunca se esconde, porque se camina hacia ella, aquella que te
enseña que en cada tristeza, hay un nuevo despertar; en cada sufrimiento, un
nuevo amanecer; en cada dificultad, el gozo de la superación; y en cada caída,
un horizonte nuevo a conquistar.
Y... déjate inundar de esa alegría, ésa que no sabes explicar. Ya ves,
convive con gozo en la aridez y dificultad y sólo sabe entrar, cuando la puerta
de tu morada encuentra de par en par y siempre la tiene en propiedad el
peregrino que hace su camino por senderos de pobreza y humildad. Y...
Lánzate sin miedo al mar, al mar proceloso de este mundo, al susurro
inquieto de tu fraternidad, erguida, segura, pues siempre habrán unas
manos,manos divinas, henchidas de bondad que, con gozo y paz siempre te
acogerán.
Primera profesión de Ana Belén 29/05/2012
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