sábado, 19 de mayo de 2012

Profesión de Anabelén Soriano. Homilia


Realizar tu profesión es como un nuevo bautismo en la que quedas inmersa en la bondad amorosa de Dios. De ahora en adelante tu vida va a tener un único objetivo: experimentar que estás en las manos amorosa de Dios. No siempre va a ser fácil; y,  aunque en ocasiones el sol en tu vida se esconda, y su fuerza parece que se apaga, no olvides, Ana, LAS MANOS DE DIOS, FIRMES, ACOGEDORAS Y EN OCASIONES HASTA TEMBLOROSAS, EN UN ZAGUAN DE TU CORAZÓN SIEMPRE REPOSAN.
No mires a tu alrededor, no te distraigas, no te deslumbre el sol de mediodía. Hay un Dios que siempre te aguarda y quiere ser tu reposo en todos tus días. Y para que el camino te sea fácil y no divagues en mil distracciones que obnubilan la vista y el corazón distrae, de sus manos amorosas, con muchísimo mimo y cuidado a un mundo de hermanos Dios desea entregarte.
Y tu vida religiosa será fecunda, porque se apoya en Dios y los hermanos; y tu amor será eterno, porque viene de Dios y reposa en ellos, los hermanos. Y siempre tendrás ese espacio sereno en el que, abriendo tu corazón, escuchas a Dios, presente en tu fraternidad, es decir, en cada uno de los hermanos.
Y ésta será tu felicidad. En la medida que tu vida apoyes, en parcelas de propiedad, en esa misma medida, Dios y los hermanos de ti se alejarán.
Eres víctima gozosa de una experiencia divina. Sé consciente que, aunque con aditamentos de paz y profunda alegría, no la recibes, la padeces. La tienes a tu pesar; ni la mereces, ni la has pedido. Ella, la sorpresa de Dios, te ha gratamente sorprendido. Y al querer mantenerla en tu vida, sólo hay un sendero seguro: LA FUERZA DE DIOS Y LA PRESENCIA DE LA FRATERNIDAD.
¡Cómo no vamos a gozar contigo de esta tu entrega amorosa al Señor! Tu felicidad será siempre eterna, si en la profundidad de tus sinuosos valles, donde guardas tus secretos, dejas que en ti repose y de ti se apodere la fuerza de un Dios vivo y la fuerza misteriosa del hermano.
Y cantarás al mundo el secreto a voces ya desvelado, pues en ti se ha hecho mensaje y profecía: LA FELICIDAD SE HACE HERMOSA MELODÍA, Y ENRAIZA EN NUESTRA VIDA, CUANDO AL OLVIDO DE UNO MISMO, DIOS SE ACOMPAÑA CON LA PRESENCIA DEL HERMANO.
Dios y ellos crean tu ambiente de fraternidad. Dios, ofreciéndote como regalo y ellos haciendo posible su realización. Ambos, si constituyen los pilares de tu vida, abrirán siempre horizontes de luz y paz en los ríos revueltos de tu existencia.
Y no importa la facilidad o dificultad de aquello que vivas. No caigas en la trampa de tus propios razonamientos. No te servirán para ser feliz. Entra más adentro y camina sobre las aguas, y Dios, en el centro y en el horizonte de tu vida, impedirá toda herida y te unirá a los hermanos.
Y teniendo en cuenta que tu fraternidad, la que Dios te regala, empieza y se construye desde la conversión del corazón. No es, la fraternidad, lo que ven tus ojos, sino lo que admiras desde el corazón. No es lo que tú exiges, sino lo que tú das, que estará siempre en relación con lo infinito que tú recibes.
Dios ha irrumpido en tu vida. Te ha destruido y reconstruido. Y sin ningún merecimiento. Sólo ha sido su amor compasivo. Dios te ha amado y te ama, PORQUE SÍ. Su amor "compasivo" ha restaurado tu corazón. Has padecido la gozosa experiencia de tu propia sanación. Has sufrido una pacífica conmoción interior. ¿Qué ha sucedido? El Señor te ha hecho capaz, con mucho mimo y cuidado, de ser hermana de tus hermanas y fundar una nueva fraternidad. Es ésta tu profesión, tu respuesta al amor compasivo de Dios.
Y en esa pacífica irrupción de Dios en tu vida, Dios te ha cambiado la mirada. Te ha regalado, a pesar de todas las situaciones externas, a pesar de todas las debilidades de tus hermanas, y aún teniendo en cuenta todas tus crisis personales a lo largo de tu vida, esa irrupción de Dios en tu vida te ha regalado, digo, UNA MIRADA COMPASIVA DE HERMANA, que debes apreciar, con síntomas de eternidad, como la perla preciosa que nunca debes abandonar.
Es por eso que tu vida religiosa, como reflejo divino y su instrumento eficaz, es siempre OFRECER, DAR. Dios se ha centrado totalmente en ti con la única pretensión de que tú te centres en los hermanos. Y sólo cumplirás este cometido, si, olvidándote de ti misma, sabes, alegre y gozosamente, llevar la carga de tus hermanas. Es ésta la carga que lleva el sello de la paz, el gozo y el amor.
Has de sentir que tus hermanas están tan cerca de ti como Dios, y que sus necesidades y agobios son más fuertes que los tuyos propios y que sus debilidades son gritos desgarradores del alma que reclaman tu presencia y tu don. Y el buen Dios te sonreirá con sus sorpresas, y su amor ensanchará hasta tal punto tu corazón que sólo tendrás aliento para AGRADECER TANTA FELICIDAD.
Dios funda en ti lo que nunca habías soñado. Es ese el movimiento de Dios en tu experiencia: DESTRUYE PARA CREAR, DESHACE PARA RENOVAR, DESCENTRA PARA QUE PUEDAS MIRAR, CON OJOS DE BONDAD, EL DULCE FLUIR DE TU VIDA AL SERVICIO DE LOS DEMÁS.
No confíes, pues, en lo que tú razonas; se te escapará; es un juego que al entrar, en mil caminos se bifurca y no sabes cuál de ellos tomar. Es otra tu dimensión y tu libertad. Tu mundo es GOZAR, VIVIR Y EXPERIMENTAR, y, desde ahí, lo que razones lo sabrás asimilar.
Es así el camino que tomas con tu profesión. Un camino en el que, HERIDA POR DIOS, VAS A SER SANACIÓN PARA TUS HERMANAS; UN CAMINO EN EL QUE, TRASPASADA POR EL AMOR DE DIOS, TE VAS A SENTIR VINCULADA A TUS HERMANAS DESDE EL AMOR TRANSITIVO DE DIOS.
Y ambos amores, el de Dios y el de los hermanos, serán los que deben sincronizar siempre el reloj de tu vida, creando esa hermosa sinfonía de unidad, entre lo que dices, lo que sientes y lo que vives. La única preferencia que vas a tener es la preferencia del amor. Y, si te haces discípula del amor, sus destinatarios serán, en todo momento, los oportunos, los queridos por Dios. Huelga toda búsqueda, cuando en la noche más oscura, somos conducidos por el amor. Siempre se encuentra el objetivo preciso.
Y esta experiencia, la del amor en ti, será siempre válida, será serena dulce y equilibrada, si, sin amagos ni concesiones equivocadas, sin cansancios ni miedos injustificados y también sin influencias que adormecen y aletargan, será válida, repito, si de tu interior surge un volcán de luz, paz y amor que destroce siempre en tu vida lo triste y perecedero y, sencilla y humildemente lo pongas al servicio en tu morada.
Desconfía de aquello que indiferente te deja. Dios huye con fuerza de quien, inútil y cobardemente, se acomoda. El lema de Dios es: DESPIERTA. Hay  un mundo que fenece, porque espera tu respuesta; y siempre hay un hermano oque está llamando a tu puerta.
Y... con Jesús, pasa siempre a la otra orilla, la del oriente, aquella en la que el sol nunca se esconde, porque se camina hacia ella, aquella que te enseña que en cada tristeza, hay un nuevo despertar; en cada sufrimiento, un nuevo amanecer; en cada dificultad, el gozo de la superación; y en cada caída, un horizonte nuevo a conquistar.
Y... déjate inundar de esa alegría, ésa que no sabes explicar. Ya ves, convive con gozo en la aridez y dificultad y sólo sabe entrar, cuando la puerta de tu morada encuentra de par en par y siempre la tiene en propiedad el peregrino que hace su camino por senderos de pobreza y humildad. Y...
Lánzate sin miedo al mar, al mar proceloso de este mundo, al susurro inquieto de tu fraternidad, erguida, segura, pues siempre habrán unas manos,manos divinas, henchidas de bondad que, con gozo y paz siempre te acogerán.

Primera profesión de Ana Belén  29/05/2012

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