Como el niño que
no sabe dormirse
sin cogerse a la
mano de su madre,
así mi corazón
viene a ponerse
sobre tus manos
al caer la tarde.
Como el niño que
sabe que alguien vela su sueño de inocencia y esperanza, así descansará mi alma
segura, sabiendo que eres tú quien nos aguarda.
Tú endulzarás mi
última amargura,
Tú aliviarás el
último cansancio,
Tú cuidarás los
sueños de la noche,
Tú borrarás las
huellas de mi llanto.
Tú nos darás mañana nuevamentela antorcha de la luz y la alegría,
y, por las horas que te traigo muertas,
Tú me darás una mañana viva. Amén
y, por las horas que te traigo muertas,
Tú me darás una mañana viva. Amén
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