¿Habrá eucaristía sin pan y sin vino?
Si faltara el pan para partir y compartir, ¿qué nos juntaría?
¿los móviles? ¿Internet? ¿Las torres de comunicaciones?
¿No habría sólo interferencias?
Si faltara el pan, ¿para qué sentarse a la mesa?
Si faltara el vino, ¿con qué podríamos celebrar?
¿Tendría la vida sentido y sabor?
Y si sólo hay pan abundante y vino sabroso para unos pocos,
¿qué será de los hermanos y las hermanas excluidos?
El hambre está hecha de dolor, de injusticia y de muerte.
Si unos abundan y otros son excluidos,
esto ya no es celebrar la cena del Señor.
¿A qué llamaremos entonces comunión?
¿Dónde habrá huido la eucaristía?
¿Habrá eucaristía sin comensales?
¿Habrá eucaristía si hemos de comer solos nuestro pan
y hemos de beber solos nuestro vino?
Nada es tan triste, tan insignificante, tan insustancial...
como comer en soledad.
Es inhumano
que haya pan y no tener con quién com-partirlo.
Que haya
vino y no tener con quién con-celebrar.
La soledad,
las soledades.... son in-comunicación...
Mientras
falte la comunión, no habrá eucaristía.
No estará el
Señor entre nosotros
No
celebraremos la Cena del Señor.
¿Habrá
eucaristía si el silencio nos envuelve y nos enfrenta en la mesa?
El momento
de la comida y la bebida es decisivo.
No permite
ocultamientos.
Nos obliga a
dar la cara, a mostrar el rostro,
a arriesgar
la palabra.
¡Qué
tensiones, qué violencia, qué prisas, qué ganas de huir...
cuando el
silencio nos envuelve y nos enfrenta!
O cuando
sólo hay ruidos e interferencias...
Y no damos
con la frecuencia del hermano o la hermana.
¡Qué vacío
mortal cuando se ha roto la comunicación!
Eso ya no es
comulgar.
Eso ya no es
celebrar la cena del Señor.
Eso ya no es
eucaristía.
¡Qué
felicidad, qué vida, qué entusiasmo
cuando la
palabra, la risa, el canto... fluyen y nos acercan,
nos unen y
nos hermanan, nos reconcilian y nos comulgan!
Eso es eucaristía.
Material utilizado en la Pascua`2012. En las Rositas
No hay comentarios:
Publicar un comentario