miércoles, 15 de diciembre de 2010

Para la Acogida el SILENCIO


Para disponernos a la Acogida es importante estar en Paz, hacer silencio interior, porque: El Silencio conduce a Dios , como dice este cuento:


En oriente, un gran rey fue a visitar a su maestro y le dijo:


"Yo soy un hombre muy ocupado, ¿podría usted decirme cómo puedo alzanzar la unión con Dios? pero contésteme con una sola frase".
El maestro le dijo:
--- "Yo le contestaré son una palabra".
---¿Cuál es esa palabra?. le preguntó el rey.
---El silencio.
---¿y cuándo puedo alcanzar el silencio?--- dijo el rey.
---Meditación -Dijo el maestro
Meditar, en Oriente, significa no pensar, ir más allá del pensamiento.
entonces dijo el rey:
---Y qué es la meditación?
el maestro respondió:
---"SILENCIO"
---¿Cómo puedo descubrirlo
---Silencio
---¡Cómo voy a descubrir el silencio?
---Meditación.
---¿Y que es la meditación?
---Silencio

1.- ADVIENTO: TIEMPO DE LA “ACOGIDA”
1.1. ¿QUÉ ES “ACOGER”?

Según el diccionario ACOGER es:


-Dicho de una persona: Admitir en su casa o compañía a alguien
-Servir de refugio o albergue a alguien.
-Admitir, aceptar, aprobar
-Recibir con un sentimiento o manifestación “especial” la aparición de personas o de hechos.

Yo me quedaría para el adviento con ésta última, que invita a:
* Cambiar interiormente , a prepararse, porque dice: “recibir con un sentimiento especial”
* Recibir “personas y hechos”

Está claro que acoger, pues , implica “cambiar de planes”, “ensanchar el corazón” a lo nuevo que viene, rompiendo la rutina que nos hace dormirnos en la seguridad de nuestra casa, donde nos sentimos protegidos y tranquilos.
Sin embargo, el mismo Señor tuvo la experiencia de no ser acogido ya desde antes de nacer (Lc.2,7) y “vino a los suyos y no lo recibieron” ¨(Jn. 1, 9ss).
Vamos a recordar la escena:

Lectura del Evangelio según San Lucas

Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.


REFLEXIÓN:

Interpelación al Posadero de Belén

Estimado propietario de la posada de Belén: Seguro que no supiste lo que hacías, o que estabas demasiado cansado ese día, o tal vez estabas enfadado por algo…Claro, no podías adivinar que el Mesías llamaba a la puerta de tu humilde posada. Te hubieras vuelto loco. Pero abriste y resultó que se trataba de una familia vulgar, unos galileos pueblerinos, una mujer a punto de dar a luz. Seguro que no había sitio para ellos en tu posada; sobre todo para ellos, extranjeros, que no tenían pinta de poder pagarte y encima ella embarazada. Eran los días del censo y había que tener influencia para encontrar algún acomodo. En fin, que cerraste la puerta aquella familia, que parecían gente buena, pero que no dejaban de ser pobres y forasteros.
La verdad es que cuando los viste resignarse…algo se conmovió dentro de ti, y estuviste a punto de dejarles un rincón, allí, junto a las caballerizas. Pero aquello iba a ser un engorro, y desviaste la mirada compasiva. Claro, que no te fue fácil olvidar. En tu subconsciente no dejabas de recordar la mirada suplicante de los jóvenes esposos y por algún tiempo tuviste pesadillas y malos sueños.
Nunca llegaste a saber la importancia y las consecuencias de tu negativa. No supiste lo que hacías. Rechazaste la luz y la gloria y te quedaste con tus ganancias y tus miserias. Podías haber convertido tu posada en uno de los puntos más sagrados de la tierra, y tú mismo serías para siempre una de las figuras más simpáticas de nuestros belenes. Perdiste la oportunidad y te hundiste en el olvido y en el desprecio.
Diste, además, un mal ejemplo. Muchos, después de ti aprendieron a cerrar las puertas al Mesías, que no deja de llamar con insistencia. Has llegado a ser icono de los egoístas, que cierran sus casas y sus haciendas, o sus aduanas y fronteras.
Y , sin embargo, te comprendemos. Nosotros no somos mejores que tú cuando llama a nuestras puertas “el Mesías”, Dios hecho hombre en el extranjero, en la hermana de comunidad, en la persona que llama a las puertas de nuestro corazón pidiendo “posada”.

Estos relatos pueden ayudarnos a revisarnos personal , viendo que lo contrario de Acoger es: Rechazar, negar, rehusar, desamparar, abandonar,…
Así que no es tan fácil dar cabida en nuestra, casa, en nuestro corazón, en nuestra vida “al que viene”.


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