PELÍCULA:
"No tengas miedo" (2011). Dirección: Montxo Armendáriz. Guion: Montxo Armendáriz; basado en un argumento de Montxo Armendáriz y María Laura Gargarella. Producción ejecutiva: Puy Oria. Fotografía: Álex Catalán. Montaje: Fernando Franco. Dirección artística: Julio Torrecilla. Vestuario: Nereida Bonmatí. Actores: Michelle Jenner (Silvia), Lluís Homar (padre de Silvia), Belén Rueda (madre de Silvia), Nuria Gago (Maite), Rubén Ochandiano (Toni), Cristina Plazas (psicóloga), Javier Pereira (Víctor).
El problema de la pederastia resuena dramática y frecuentemente como uno de los mayores escándalos de nuestro tiempo, aunque sus raíces se hunden en tierras más lejanas.
"Fue por casualidad. Tengo un grupo de amigos con los que me reúno cada cierto tiempo para cenar y, entre ellos, hay psicólogos. Uno de ellos comentó las secuelas que dejan los abusos a menores. Me llamó la atención el tema, y empecé leyendo el material que me pasaron, luego tratando con víctimas, abogados, psicólogos, durante un año y medio, investigando. También investigué en el Frogam, un foro de Internet en el que las víctimas hablan entre ellas. De hecho la historia es una mezcla de todas esas experiencias, pero basada en casos reales.
Yo quería huir del morbo que suele acompañar este tema, sin perder por ello la dureza de todas esas vidas destrozadas. Fue un trabajo muy duro, había momentos durante la investigación en los que tenía que tomarme descansos. Fue algo tremendo.»
Uno de los ámbitos más frecuentes y propicios es el de la propia familia, especialmente por parte de quienes están más cerca de la víctima. De quienes menos se suele sospechar. Donde menos se espera.
Silvia, unos padres distanciados, unos estudios que se resienten, cambios de costumbres y nuevas adicciones, compañeros y amistades que se van haciendo más cercanos, reacciones anómalas... ¿Qué oscura sombra se cierne sobre su vida?
«Había una necesidad de hacerla, es un tema muy desconocido, y el cine también tiene su parte de misión social: la de reflejar la realidad en la que vivimos. Me pareció muy
generoso por parte de Belén y de Lluís hacer unos papeles que no empatizarían en absoluto con el público. Aunque para ellos también suponía un reto.
La planificación se basaba en ponerse en la cara de la protagonista, y que el espectador la siguiera, por eso huimos del plano contraplano. Queríamos tenerla a ella como referencia siempre. Y por esto también elegí el formato Scope, porque es más amplio y abierto, y nos permitía tenerla a ella siempre presente, con el resto de la historia y personajes rodeándola.
Estoy de parte de la víctima, lógicamente. Pero no me gusta juzgar ni dar soluciones. Prefiero insinuar y que el espectador decida. No estigmatizar, ni caer en la morbosidad. Esa ambivalencia en muchos de los abusadores da miedo. Son personas que tienen (la mayoría) una distorsión de la realidad. Se transforman en el doctor Jeckyll. Y está claro que deben ser denunciados, juzgados y asistidos.»
Pistas para la reflexión:
1. ¿Cómo es Silvia? ¿Cómo exterioriza el malestar?
¿Cómo se muestra ante el padre? ¿De qué forma se desahoga?
¿Cómo afecta a los quehaceres? ¿Quiénes la apoyan?
2. ¿Cómo es el padre? ¿Por qué repite tanto las palabras del título?
¿Qué realidad ocultan? ¿Cómo interpreta las reacciones de la hija?
¿Es capaz de salir de ese laberinto? ¿En qué lo notamos?
3. ¿Refleja la película lo que sucede en nuestra sociedad? ¿Qué salida ofrece?
¿Es la idónea? ¿Cuál elegiríamos nosotros?
4. Si la relacionamos con «Te doy mis ojos (2003)» de Icíar Bollaín,
¿qué elementos comunes percibimos en ambas víctimas?
¿Se trata de problemas graves? ¿Cómo se afrontan en nuestra sociedad?
Augusto Fernández
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