domingo, 29 de mayo de 2011

El Señor es mi pastor

Orar, entrar en lo profundo del corazón humano, ahí está la voz de Dios... Vivir con los ojos abiertos, palpar la realidad de cada persona, ahí está Dios..


sábado, 21 de mayo de 2011

Cómo «discernir» la llamada de Dios

He aquí algunas indicaciones prácticas para hacer el "discernimiento" sobre la llamada de Dios.

1- La calidad de mi vida humana

  • ¿Cómo es mi " relación con los que me rodean? ¿Qué carácter tengo? ¿Soy dialogante, sociable, capaz de trabajar en equipo ... ?
  • ¿Soy responsable de aquello a lo que me he comprometido: familia, estudios, vida profesional, horarios, compromisos diversos (animador, monitor, etc ... )? ¿Tengo un sentido generoso del trabajo? ¿Soy capaz de austeridad y sacrificio?
  • ¿Cuáles son mis motivaciones de fondo en todo lo que hago?
  • ¿Soy fiel a los compromisos adquiridos? ¿Doy continuidad a lo que inicio?
  • ¿En qué contexto y circunstancias nace mi vocación?
  • Tengo una actitud positiva frente al mundo, o una actitud de huida?

2. La "consistencia" de mi experiencia espiritual

  • ¿Vivo una fuerte relación personal con Dios Padre-Hijo-Espíritu?
  • ¿Es Jesucristo alguien amado a quien quiero «imitar» y seguir ya desde ahora?
  • ¿En qué se concreta mi amistad con jesús? Oración personal, Palabra de Dios, sacramentos, María, capacidad de conversión, motivación de lo que hago y «estilo de vida», vocación de servicio, etc.

3. Mi sentido de Iglesia

  • ¿Mi búsqueda es individual: "Mi Jesús y yo"... o me dejo ayudar?
  • ¿Valoro el acompañamiento personal y también la vida de grupo?
  • ¿Acepto la guía de la Iglesia (a través de las personas que tienen competencia) en mi camino de maduración y discernimiento? ¿Soy capaz de apoyar y estimular el camino de otros?
  • ¿Tengo una mirada positiva sobre los otros Miembros de la Iglesia y las diferentes vocaciones?

4. Mi sentido de misión

  • ¿Estoy atento a las «llamadas» del mundo, al clamor de las personas necesitadas?
  • ¿Qué me dice la situación de tantos jóvenes «pobres» y abandonados?
  • ¿Voy «conociendo» y viviendo el Evangelio y deseo «contagiarlo» a los demás?
  • ¿Cómo se concreta esto en mi vida ordinaria?
  • ¿Pienso que es una suerte y un regalo (gracia) poder trabajar por el Reino de Dios?

5. Mis aptitudes ("talentos")

  • ¿Me conozco bien? ¿Soy consciente de mis cualidades y limitaciones (definitivas o superables): físicas, psíquicas, intelectuales, efectivas ...?
  • ¿Me acepto como soy? ¿Tengo un buen nivel de autoestima?
  • ¿Cómo acepto los avisos y correcciones?

6. Mi proyecto

  • ¿Tengo un Proyecto ya «cerrado», hecho de mis ideas? ¿O me siento libre y disponible para cambiar ese proyecto porque mi preocupación real es amar y servir a Dios lo mejor que pueda?
  • ¿Tengo una auténtica disponibilidad y una verdadera obediencia a la voluntad de Dios? ¿En qué se concreta?
  • ¿Me dedico a hacer «turismo espiritual» o me tomo tiempo para madurar y profundizar lo que yo hago, y ver si realmente lo hago desde Dios?
  • ¿Espero señales extraordinarias para avanzar o voy dando pasos concretos?
  • ¿Tengo paciencia conmigo mismo (que no significa conformismo): respetando los tiempos de maduración y las lógicas etapas de todo proceso?




PASCAL ROLAND,

Adaptación de José SORANDO "Echo", n.130

sábado, 14 de mayo de 2011

Una Oración que no te dejará indiferente

Quizá habríamos conseguido en nuestra vida una coexistencia pacífica con él. Quizá habríamos llegado a creer que estábamos más o menos en regla con él. Y preveíamos una vida tranquila y feliz y de repente todas esas previsiones se desbaratan y Dios nos pide algo que no nos esperábamos. Es como el anuncio de un niño no deseado.

¿Por qué entrar en nuevas incertidumbres y ansiedades? ¿Por qué salir de nuestra tierra ya conocida y acostumbrada sin saber dónde quiere llevarnos Dios?

pNuestro deseo secreto puede ser que el hombre y la mujer que soy permanezca así en su presencia. Ese hombre, esta mujer representa un status, una situación bien definida, un conjunto de cosas en las que me he instalado, una relación con Dios que me parece suficientemente buena.

¿Qué más hay que desear? ¿A qué más allá hay que ir? El amor sin límites hace irrupción en nuestra vida, viene a perturbar lo que existe, remueve lo que creíamos estable, abre nuevos horizontes en lo que nunca habíamos pensado.

Si rehusamos quizá no ocurra aparentemente nada, pero el amor quedará fijado de una manera relativa y limitada, será un rechazo al amor absoluto y a sus audacias, será una laguna pantanosa y no un lugar en alta mar.

Señor del amor sin límites, rompe tu mismo las amarras que nos retienen. Ya no volveré más a ti, ribera que me era familiar. Señor del amor sin límites, que viven de ti el hombre y la mujer que serán. Amén.


Espero que os sirva, un abrazo David

lunes, 9 de mayo de 2011

Mirándola a ella


Si ella no hubiera dicho "sí", ¿Cómo podría Dios haberse hecho hombre? María no es una semidiosa que concede favores. María es la puerta de entrada de nuestra Vida Nueva . Dios nos ama con locura, pero no nos ama por encima de nuestra libertad. El amor solo puede habitar en aquel que lo acepta sin condiciones. La primera en aceptarlo sin mirar las consecuencias fue ella. ¿Admiración? No solo le debemos eso.

Mirándola a ella, podemos ver también lo que hace el amor cuando dices "sí". Lo que Dios hizo con ella es lo que puede hacer con nosotros.

En ella encontramos el modelo para que nuestra vida tenga séntido. Y es alentador saber que ella no fue nadie especialmente importante... Una humilde aldeana que ni siquiera estaba casada. Sencilla, pobre, en situación delicada, vulnerable..., pero dijo sí, y dio un vuelco a la historia.

Es una suerte que Dios quisiera venir a nosotros y un alivio que fuera María la que dijo sí.